La belleza de la penetración

El sexo se concibe para entrar en el cuerpo de la otra persona. La mujer entra en el cuerpo del hombre moviendo su pene en su vagina. De esa forma, hace suyo lo que es el hombre. En ese movimiento, abre al hombre a una nueva experiencia en su sexo y le muestra una verdad que el hombre, si quiere hacerlo solo, no lo consigue.

El hombre entra en la mujer penetrando con su pene. De esa manera, el hombre camina en la mujer y busca en la mujer lo que en su sexo no tiene.

Dos fomas: penetrar a una mujer y ser movido por una mujer.

Estas dos fomas hacen la belleza del sexo.

Porque, hombre y mujer, pueden buscar muchas maneras para realizar la penetración y el movimiento. Esas maneras o posturas en la relación sexual difieren en lo que cada uno hace o se pone, pero en la raíz está lo que la penetración del varón y lo que es el movimiento de mla mujer.

El hombre penetra; la mujer mueve. Esta es la belleza de la penetración en los dos.

En una relación sexual, hace falta que se den estas dos formas, al mismo tiempo. Una relación sexual en la que sólo el hombre penetra y la mujer se deja penetrar, no hace el sexo bello. Es imperfecto, porque no se da lo que es la mujer.

La mujer es la más importante en una relación sexual. Porque no es suficiente que el hombre penetre. Hay que enseñar al hombre la forma de penetrar, la forma de moverse en la vagina, lo que debe hacer con su pene y con todo su cuerpo.

Por eso, una mujer que no es activa en un encuentro sexual, es que no sabe lo que relamente es su sexo y no ha comprendido el sexo del varón.

Hay que empezar penetrando, buscando la manera de penetrar, de mover, de ser, en la carne, un instrumento del amor sexual.