La dulzura del orgasmo vaginal

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Para que la mujer llegue a su orgasmo vaginal es necesario realizar en su cuerpo ciertos actos que la ayuden a conseguir su orgasmo. Porque no es suficiente con penetrarla, sino que su vagina necesita de algo más que el trabajo del pene.

La vagina se activa con los pezones de la mujer. Tocarlos con suavidad, hacer un masaje con ellos, besarlos de forma delicada, produce el aumento de la zona vaginal. Ese aumento es un inflarse el sexo de la mujer y disponerla al acto sexual.

El hombre debe pasar de los pezones a su monte de venus. El monte de venus es el comienzo del orgasmo de la mujer. Recorrerlo con los dedos, con los besos, eso estimula a la mujer y la hace crecer en el deseo carnal.

Una vez que el monte de venus ha sido recorrido, el hombre debe pasar sus dedos sobre los labios mayores del sexo de la mujer. Esos labios mayores tienen la llave para que la mujer se abra al calor vaginal. Recorrerlos significa que la mujer se calienta en su deseo vaginal. Besarlos y acariciarlos es el principio para que la mujer se abra a la penetración del pene.

El hombre llegará al orificio de la vagina y pondrá su dedo en ese orificio. Lo moverá con su dedo, sin penetrar la vagina, lo acariciará y, al mismo tiempo, pondrá otro dedo en su clítoris. Eso hará que la mujer se excite en su interior y desee que el hombre la masturbe para llegar a su orgasmo.

El hombre moverá su clítoris hasta que la mujer desee la penetración. Cuando la mujer esté dispuesta a la penetración, el hombre meterá sus dedos en la vagina y los llevará interiormente hacia arriba, hacia la zona del clítoris. Eso hace que la mujer arda en deseos de su orgasmo vaginal.

Antes que la mujer llegue a su orgasmo, el hombre la penetrará con su pene profundamente. Y los dos llegarán juntos al orgasmo. El hombre, derramando su semen, y la mujer, derramando su líquido vaginal.

Esto producirá en la mujer la dulzura de su orgasmo. Para ella conseguir este orgasmo no es fácil si el hombre tiene prisas en este juego sexual. El sexo de la mujer necesita su tiempo para calentarse. No son ni diez ni veinte minutos. Hay que dar tiempo para que la mujer llegue a sus deseos en la vagina y se produzca el orgasmo. Las relaciones sexuales se han convertido en algo rutinario y nadie dedica tiempo a la mujer. Ni siquiera ella misma. Las mujeres sólo dan a sus hombres un poco de placer, pero no les enseñan a recorrer su cuerpo y a detenerse en aquellas partes que su vagina le pide para llegar al deseo vaginal.

Hay que saber trabajar a una mujer en su vagina. Hay que saber conocer la vagina de una mujer y sus deseos y movimientos, como ella lo experimenta en su interior. Muchas mujeres buscan a hombres que les hagan en su vagina lo que su hombre no les hace, porque su hombre hace de la relación sexual algo rutinario, algo medido, algo que, en la realidad, no le sirve a la vagina de la mujer.

Hay que saber amar a una mujer en su vagina. No sólo hay que saber penetrarla, sino darle lo que la vagina pide en cada momento en la relación sexual.